Enseñar a nuestros hijos a pasar a la acción...
¡es la verdadera clave del éxito!
Como padres, muchas veces caemos en la trampa de creer que las personas exitosas nacieron con un talento especial que los distingue del resto. Observamos a grandes líderes, empresarios, atletas o artistas y pensamos: “ellos son diferentes, tienen un don único”. Pero la verdad es mucho más sencilla y poderosa: lo que realmente marca la diferencia no es un talento oculto, sino la capacidad de ponerse en acción.
Steve Jobs no fue el único que tenía conocimientos sobre tecnología; Ted Turner no fue el único que vio el potencial en el cable como medio de comunicación. Miles de personas tenían ideas similares, pero ellos hicieron algo distinto: actuaron. Y al hacerlo, cambiaron la historia.
Esta enseñanza es sumamente importante para nosotros como padres. No basta con transmitir valores, conocimientos o habilidades a nuestros hijos. Si queremos que crezcan fuertes, disciplinados y capaces de alcanzar sus sueños, necesitamos motivarlos y enseñarles a dar el paso hacia la acción. El conocimiento por sí solo es como un cofre lleno de tesoros cerrados: tiene un gran potencial, pero solo produce frutos cuando se abre y se utiliza.
La acción es el puente que convierte los sueños en realidades. Una buena intención sin acción se queda en ilusión; en cambio, un pequeño paso dado con constancia puede transformar la vida. Es la acción lo que da consistencia a todo éxito sobresaliente. La acción, y solo ella, produce resultados.
Como padres, tenemos un papel fundamental en este proceso. Nuestros hijos aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Podemos hablarles de disciplina, constancia y esfuerzo, pero si ellos nos observan rendirnos fácilmente, dejar las cosas a medias o esperar siempre “el momento perfecto”, internalizarán ese patrón. En cambio, si nos ven perseverar, intentarlo una y otra vez, levantarnos después de un tropiezo y mantenernos firmes en nuestros compromisos, estarán aprendiendo con nuestro ejemplo la lección más valiosa: la vida se transforma con hechos, no con intenciones.
En la Academia de Karate Fénix trabajamos precisamente este principio. Cada entrenamiento es más que un espacio para aprender técnicas de karate: es una escuela de vida. En el tatami, los niños descubren que no basta con escuchar la explicación del sensei o imaginar el movimiento perfecto. Deben repetir, practicar, equivocarse, corregir y volver a intentar. Esa es la esencia de la acción.
Y es justamente en esa repetición, en ese esfuerzo constante, donde nuestros hijos construyen carácter. Aprenden que la disciplina no es hacer las cosas cuando tienen ganas, sino comprometerse y cumplir, aunque cueste. Entienden que el verdadero poder no está en lo que saben, sino en lo que hacen con lo que saben.
Por eso, nuestra invitación como academia es también para ustedes, padres de familia: vivamos con acción, mostremos con nuestro ejemplo que la vida se conquista paso a paso. Porque más allá de las medallas, los cinturones o los logros deportivos, el mayor regalo que podemos dejarle a nuestros hijos es enseñarles que tienen dentro de sí mismos la capacidad de actuar, de decidir y de construir el futuro que sueñan.
Para reflexionar: "¿Qué acción concreta vas a tomar hoy para inspirar a tu hijo a creer que él también puede lograr lo que sueña?"
“El conocimiento es poder en potencia, pero la acción es poder en movimiento. Y en movimiento es donde nuestros hijos descubren su verdadera grandeza.”
Juan Pablo Hernández Vargas
Sensei y Mentor Transformación Personal y Liderazgo
Autor de: Padres Cinta Negra
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